De los 8,6 millones de visitantes que se acercaron el año pasado al Louvre, ¿cuántos pudieron admirar esta maravillosa escultura? Las hordas de turistas que andan como locos en busca de la Gioconda, la Venus de Milo y la Victoria de Samotracia se pierden el placer de descubrir tesoros como «Cupido y Psique», obra realizada en mármol por Antonio Canova entre 1787 y 1793. Fue un encargo del coronel británico John Campbell, pero finalmente fue adquirida por el marchante y coleccionista holandés Henry Hoppe en 1800. Acabó en manos de Murat. Un modelo en yeso de esta escultura se conserva en el Metropolitan de Nueva York. La escena inmortalizada por Canova es todo erotismo y sensualidad. Cupido rodea con su brazo izquierdo el torso y el pecho desnudo de Psique mientras coge con su mano derecha su cabeza y la mira con pasión y deseo. Ella, en pleno éxtasis, alza sus dos brazos rozando su pelo.No se besan aún, pero sus labios lo están deseando. Entre las obras maestras de Canova, la «Paulina Bonaparte», de la Galería Borghese de Roma, o «Las tres Gracias», del Ermitage de San Petersburgo.