-Fomenta el vínculo afectivo entre padres e hijos.
-Ayuda a que se sientan seguros.
-Hace que se sientan felices, lo que permite un correcto desarrollo físico y emocional.
-Les tranquiliza y relaja en momentos de ansiedad.
-Facilita que duerman mejor.
-Tienen un efecto calmante ante las pequeñas dolencias, cólicos, dolor bucal en el momento de la dentición, etc.
-Les inculcamos sentimientos positivos hacia las personas que tienen a su lado y fomenta el desarrollo de su inteligencia emocional.
-Un niño que desde pequeño está acostumbrado a que sus padres le expresen afecto será un adulto que continuará con esta sana costumbre.
