En Estados Unidos, lo que nunca falta en la media noche del 31 de diciembre, es un beso. No se conoce muy bien el origen de este rito, pero la explicación más curiosa es que se inició en época romana en el festival de Saturnalia, en el que todos los asistentes se besaban.
Los estadounidenses creen que si no dan un beso justo después de que suene la última campana no tendrán buena suerte en el amor el resto del año. Creen tanto en esta tradición que incluso el diario Washington Times realizó un estudio en el que se afirmaba que dos tercios de la población esperan poder dar un beso en Año Nuevo y que únicamente el 10% no tiene ninguna expectativa en poder seguir la tradición.
De las personas que participaron en la encuesta, el 69% afirmó que el beso duraría unos segundos, mientras que el 11% comentó que duraría más de un minuto o incluso dos. El 6% restante confesó que preferiría que no se acabara hasta la mañana siguiente.